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La historia de Óscar Vargas, el trabajador más antiguo de El Universal

La historia de Óscar Vargas, el trabajador más antiguo de El Universal

Source: www.eluniversal.com.co

Óscar Vargas (Santa Marta, 1962), que tiene un parecido con el cantante venezolano Oscar D'León es el empleado más antiguo del diario El Universal, con 43 años de servicios, y acaba de jubilarse desarmando pieza por pieza, tornillo a tornillo, la enorme rotativa del diario, junto al jefe de Desmonte, el Ingeniero Mecánico Gilberto Torres, el mismo que vino a armar la rotativa hace ya tantos años. Lea aquí: Cumpleaños de Cartagena: entrada gratis a Castillo San Felipe será el 2 de junio

"Es como si hubiéramos desarmado a un monstruo", dice riéndose. "Duramos 17 días trabajando 10 personas, 8 horas diarias. La vieja rotativa marca Harris era de 8 unidades sencillas, pero esta que acabamos de desarmar era marca Goss Urbanite, de Estados Unidos, imprimía doble, era más compleja que la anterior".

"Las piezas más difíciles de desarmar en la rotativa fueron los empalmadores donde se montaban y se cortaban los rollos de las páginas, y la separación de las unidades en la que requeríamos otra montacarga". Detrás de la despedida de la máquina, está la despedida sentimental con los amigos: Antonio Aljure, Fortunato Carrero, Jorge Fonseca, Luis Felipe Tenorio, Víctor Hugo Hernández, Rodolfo Suárez Almagro y tantos otros que están en la memoria de los afectos.

"Antes de trabajar en El Universal, yo era arquero de fútbol y jugué en 1975 por el equipo del Magdalena", dice Óscar Vargas, aún con el uniforme rojo de la empresa. "Nací en Santa Marta el 23 de marzo de 1962 y empecé a trabajar aquí el 6 de marzo de 1981. Entré como auxiliar de albañilería, haciendo reformas en la primera sede del periódico en la Calle San Juan de Dios, en el Centro. Pero antes, trabajé en 1979, en Vanguardia Liberal en Bucaramanga, gracias a la recomendación que hizo mi cuñado Milton Espinosa, que se casó con mi hermana, y se fueron a vivir allá. Lea: Qué hizo García Márquez en su paso por EL UNIVERSAL

Después del atentado de Pablo Escobar con una bomba a la redacción de Vanguardia, el director Alejandro Galvis llamó a Milton para que le recomendara un trabajador. Y pensó en mí para restaurar la redacción destrozada. De Bucaramanga vine a trabajar en El Universal y empecé enchapando las paredes con baldosas rojas y negras que era la imagen del periódico.

De esa época, recuerdo a los periodistas Alfredo Pernett Morales, Jorge García Usta, José Luis Herrera, el jefe de redacción Álvaro Anaya, la secretaria de dirección Hortensia Cedrón, la secretaria de gerencia, Imelda Campos que fue reina del Dividivi en la Guajira; el caricaturista Jorge Escalante Licona, Panti, uno de los personajes más queridos del periódico; los fotógrafos Luis Eduardo Herrán Garavito, Manuel Pedraza, Freddy Elles, entre otros; la señora de la cocina Carola Berrío, entre otros. Lo mejor de estos 43 años es todo lo que aprendí y a los seres humanos que conocí. Entre esos seres maravillosos está Eusebia Vargas Blanquicet, de Calamar, mi madre, que sacó adelante, sola y a pulso, a nueve hijos. Mi querida esposa Adif Herrera, y mis dos hijas que son mi adoración: Deyanith Tatiana, profesional del turismo, y Yuribia Vargas, profesional en Comercio Internacional.

Mi primer jefe fue Evangelista Ibáñez, quien me insistía en que había que prepararse para salir adelante. Empecé recogiendo los periódicos que salían de las máquinas, hasta convertirme años después en jefe de esas máquinas. Me llevo los mejores recuerdos de jefes y compañeros como Edison Alfaro, Alonso Doria, el gerente Gerardo Araújo, el director Nicolás Pareja, entre tantos. Una tarde de 2008 resbalé con el agua y la tinta de las máquinas, y la máquina atrapó cuatro dedos de mi mano. El accidente me afectó la flexibilidad de mis dedos, pero logré recuperarme. Mi jubilé el 30 de marzo, siempre estuve en Colpensiones. La noticia que más me impactó en estos 43 años fue la del muchacho que intentó robar una buseta, y asediado por los policías, se metió en el mar de Bocagrande, y se mató disparándose a la cabeza, secuencia captada por Manuel Pedraza que le mereció el Premio Simón Bolívar".

Desde hace años, junto a la pasión del fútbol, Óscar Vargas, se dedica a componer canciones de amor en género de paseo vallenato. Escribe la letra y crea la melodía. Es el autor de 16 canciones, dos de ellas "No puedo esperarte" (1992), compuesta a su esposa, fue grabada por José Manuel Correa, del Grupo Pura Sangre y "Viejas heridas" (2022), grabada por Juan Ortega, en Santa Marta.

"Mis canciones nacen de vivencias. Primero nace la música, y luego nacen las palabras. Uno de mis músicos predilectos es Miguel Morales. Admiro a compositores como Gustavo Gutiérrez y a acordeoneros como Colacho Mendoza y Alfredo Gutiérrez".

Además de componer, tiene una recia voz con un eco tremendo para cantar sus propias canciones y para interpretar la de sus favoritos.

"Todo el mundo me quiere en el periódico por mi modo de ser", dice Óscar Vargas. "Aprovecharé mi jubilación para descansar un poco, sin permitir quedarme achantado en casa, disfrutaré con mi familia, seguiré jugando fútbol, componiendo canciones, y junto con mi esposa, inventaremos un emprendimiento económico". Al ver la sombra gigantesca que ha dejado la enorme rotativa ausente, se consuela diciéndose: "La nostalgia va y viene, pero he sido un hombre saludable. Solo me he enfermado de felicidad".

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